No nos referimos a contar con algún grado de estudios o título que se obtenga de la mano de alguna institución educativa, sino que es, en primer lugar, un enfoque atento a algo que hacemos diariamente: administrar nuestro dinero.
Quizás no lo hagamos de la mejor manera, quizás sin darnos cuenta podríamos optimizar la utilización de algunos recursos financiero y no estamos al tanto de ello, pero nos administramos (bien o mal) pero nos administramos; aquí es donde entra la educación financiera.
La CONDUSEF nos da la siguiente definición, que a su vez emana de la OCDE, (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) quien nos dice al respecto de la educación financiera que es:
“El proceso mediante el cual, logramos un mejor conocimiento de los diferentes productos y servicios financieros, así como sus riesgos, beneficios, y además mediante esta información, desarrollamos habilidades que nos permiten una mejor toma de decisiones, lo que deriva en un mayor bienestar económico general.”
Combinando esta definición con la cuestión de invertir en bienes inmuebles, se comprende la importancia del entendimiento de los productos o servicios financieros que involucran estas operaciones. Y es que la gran mayoría de la compra-venta de bienes raíces se da a través de créditos hipotecarios. Estos créditos son un producto financiero que da como servicio la liquidación de la casa ante quien la vende, cobrándole al comprador una cantidad mensual por dicho préstamo ante la inmobiliaria, obteniendo ganancias por esta transacción.
Este proceso además conlleva otros subproductos, como pueden ser diversos seguros (de desempleo, de vida, etc.) que en ocasiones son condición necesaria para el otorgamiento del crédito. Dependiendo de la institución financiera que otorgue el crédito o préstamo (banco, SOFOL, SOFOM, etc.) habrá una determinada tasa de interés, un CAT, y diversas comisiones, empezando por la de apertura.
Beneficios de una adecuada educación financiera
- Aprender a planificar para un futuro solvente.
- Administrar de mejor forma tu dinero.
- Saber seleccionar qué productos y servicios se adaptan a tus necesidades y capacidades.
- Adquirir hábitos sanos como el del ahorro y la previsión.
- Mayor conciencia sobre el rumbo que le damos a nuestros ingresos.
Así pues, es recomendable tener entre nuestras prioridades una mayor atención a nuestra economía; es curioso que el término economía deriva del griego oikonomia que significa “Administración o Dirección de la casa u hogar”, y viene de una época donde las familias y núcleos familiares eran más autosuficientes y no dependían tanto de las relaciones con terceros para procurarse los recursos básicos, como hoy en día. Con el tiempo y la expansión de las redes comerciales, hoy en día no nos asumimos como pequeñas entidades autosuficientes, sino como insertos en redes económicas más amplias, sin embargo, algo no ha cambiado: seguimos siendo responsables del cuidado y “administración de nuestro hogar”, es decir, de nuestros recursos, y estos es más cierto que nunca al momento de hacer una importante inversión, como lo es la que se hace sobre bienes inmuebles.
Así que ponte en marcha, comienza hoy mismo a poner la lupa sobre la dirección que das a tu dinero y a tu capital, para que el camino a ser dueño de tu propia casa o departamento se de sin contratiempos ni imprevistos.